martes, 29 de julio de 2014

LA AVENIDA DE LOS BAOBABS

Nos despertamos en el campamento por última vez, recogemos la tienda por última vez y desayunamos todos juntos por última vez. Andue acerca el 4x4 al ferry y lo deja en la cola de 4x4s. Tenemos que cruzar el río de nuevo, aquél en el que anoche se hundió un camión, y debemos hacerlo en el mismo ferry manual que nos trajo. La capacidad del ferry, impulsado por cuatro chicos y sus largos palos, es de tres 4x4 por vez, y hoy aquí se han juntado unos cuantos. Esperamos tomando un café y mirando los vídeos grabados con la Go Pro, hasta que nos damos cuenta de que la pequeña pantallita ha llamado la atención de todos los niños del lugar, que al principio se acercan tímidos pero acaban sentados encima nuestro. Dos horas después nos llega el turno de cruzar el río. El viaje en coche es largo, paramos de nuevo en Belo para comer y seguimos hasta que de repente Andue para el coche.



 A nuestra izquierda se encuentra un baobab de 1000 años de antigüedad que los malgaches consideran sagrado. Al babobab sagrado se le hacen peticiones y ofrendas a cambio. Désirè nos confiesa que él también cree en ello.

Un poco más adelante Andue vuelve a parar y volvemos a bajar del coche para ver al baobab enroscado, una curiosidad de la naturaleza que se ha convertido en todo un símbolo del oeste de Madagascar.

Y finalmente, al atardecer, llegamos a la famosa avenida de los baobabs. Aunque lo de avenida quizá le quede un poco grande y quizá calle sería suficiente, resulta un sitio casi mágico. Los baobabs a lado y lado de una "avenida" de tierra, dibujan un paisaje pintoresco muy peculiar.
Recorremos la avenida arriba y abajo varias veces y finalmente nos sentamos a ver cómo se pone el sol tras estos curiosos árboles.



Cae la noche y volvemos a subirnos al 4x4 de Andue para llegar hasta Morondava. Cenamos en un bonito restaurante en la playa y al volver al hotel descubrimos en nuestra habitación una araña del tamaño de un zapato de persona alta! ¿Qué hacemos? ¡Mátala! ¿Que la mate? ¿Cómo? ¡Con el zapato! ¡Pero si es más grande que él! ¿Dónde está? ¡Allí, en la mesa! ¡No la veo! ¡Esta en la mesa! ¿Y cómo la matamos?...¡Saquemos la mesa fuera! ¿De la habitación? Sí.
Y durante mucho rato nos partimos de risa imaginando qué pensará el señor del hotel cuando vea la mesa fuera de la habitación.
Al día siguiente antes de que salga el sol nos vienen a buscar un taxi-brousse para llevarnos de nuevo a Tana. Y cuando estamos a punto de llegar, de pronto:
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡LA GO PRO!!!!!!!!
-¿¿¿¿¿¿¿¿QUÉ????????
-¡¡¡¡¡¡¡¡NOS LA HEMOS DEJADO!!!!!!!!!
-¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!
Pues sí, dejamos la mesa fuera de la habitación y la Go Pro dentro. Por suerte Désirè, una vez más resuelve la papeleta. Llama al hotel, la tienen, la meterán en el próximo taxi-brousse dirección Tana, que sale mañana por la tarde y llega a la 1 de la madrugada, y el propio Désirè, que se está ganando la propina como el que más, irá a recogerla y nos la traerá dónde estemos. La Go Pro cambia nuestros planes. Tenemos dos días tirados en Tana, y Tana no da para dos días. Decidimos que iremos hasta el parque nacional de Andasibe y pasaremos allí los dos días, y luego regresaremos a Tana a buscar la cámara.


2 comentarios:

  1. Que xulos els arbres aquests, semblen casi artificials...

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  2. Muuuchas graciasss por todos los datos muy utiles y sus relatos! desde Argentina gracias!!

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