martes, 1 de julio de 2014

Antananarivo

-¡¡¡Cuidaaaadoooooo!!- demasiado tarde, el pie de Gemma aplasta el saltamontes más grande jamás visto por el ojo humano. Acabamos de llegar al aeropuerto de Antananarivo. Son las once de la noche y, antes de que nos demos cuenta de que el aeropuerto es esa casita que se ve al frente, una cucaracha del tamaño de un tiranosaurus rex cruza ante nosotros en la pista de aterrizaje.
-Aquí los animales son muy grandes- es nuestra primera observación de Madagascar, llevamos 10 hora de avión, si sirve de excusa...
Entramos en la casita-aeropuerto, hay una cola enorme para sacarse el visado y un montón de franceses que se ponen nerviosos, se amontonan, se empujan unos a otros... Esto va a ser largo... Así que nosotros nos resignamos a esperar pacientemente a que nos toque, entregamos nuestros pasaportes y esperamos que nos los devuelvan con el visado. Mientras tanto las maletas van saliendo por la única cinta que hay. Nos acercamos a ella, prácticamente no se ve debido a la pantalla humana que se ha formado delante.
-¿Tienes contacto visual?
-Afirmativo.
-El plan es el siguiente: cuando veas nuestras maletas avisa.
Y de repente:
-Mi maleta, mi maleta!!
Y Carles se lanza entre el gentío, desaparece y aparece al momento con la mochila.
-La tuya, la tuya!!
Carles vuelve a sumergirse entre la gente para salir vencedor con la otra mochila.
-¡Qué suerte hemos tenido, nuestras maletas han salido las primeras!-claro que no, llevan rato dando vueltas mientras nosotros esperábamos los pasaportes pero que más da!
Con las maletas a cuestas salimos del aeropuerto, hay como un millón de personas bloqueando la  salida. Divisamos el banco de Africa, tenemos que cambiar dinero antes que nada pero ¿cómo llegamos? Pues atravesando la multitud. Cambiamos 1000€, nos dan más de 3 millones de ariarys que guardamos en cero coma en distintos bolsillos y compartimentos medio secretos de nuestras mochilas. Y al darnos la vuelta ahí están!! Son... los taxistas!! nos siguen, nos acosan, nos ofrecen sus taxis de dudosa legalidad. ¿Qué hacemos? ¿Cómo salimos?
-¡Allí! los taxis oficiales, corre.
Y al final cogemos un taxi oficial que nos cobra los oficiales 50000 aryaris.... Eso si, el hombre se preocupa de llamar a alguien del hotel para que venga a recogernos al final de las escaleras que suben hasta nuestro hotel. Es tarde y nos vamos a dormir del tirón.
Al día siguiente nos espera un desayuno francés en la fría terraza de Le Karthala y la visita a Antananarivo.



Antananarivo, más conocida como Tana, para abreviar, es sólo la capital de Madagascar, ni siquiera la avenida de la independencia o la plaza de la independencia o el palacio de Rove a medio construir le confieren a la capital demasiado interés turístico, pero nosotros lo visitamos todo y comemos bien, a partir de mañana empezamos con lo del presupuesto ajustado...


Nos perdemos para volver al hotel, preguntamos varias veces pero los habitantes de Antananarivo no tienen muy claros ni siquiera los nombres de las calles de su barrio, no les juzgamos, muchos de ellos tienen más de cuatro sílabas y no aparecen escritos en ninguna parte. Conseguimos muchas risas, algún mapa dibujado a boli y por alguna carambola del destino llegar al hotel.
Cenamos bien en el hotel y nos vamos a dormir, mañana nos espera uno de esos días de viaje que no molan mucho...

Nos levantamos pronto, un taxi nos lleva hasta la estación de taxi-brousse dónde somos acosados por varios conductores de taxi-brousse para que subamos al suyo y no al de otros. Al final somos ubicados en uno de ellos ni mejor ni peor que los demás.
-Debemos estar a punto de salir porqué los taxi-brousse salen en cuanto se llenan y esto va casi a tope- Pues no, ni mucho menos, aún cabe mucha pero que mucha gente más. Al final arrancamos, y sentado codo con codo, brazo con brazo, pierna con pierna con Carles, la casualidad quiere que esté sentdo ni más ni menos que el famosísimo Désirè!! Uno de los tour operadores más conocidos de la zona, sale en la Lonely Planet!! le cuesta unos cinco minutos empezar a vender su tour. Saca un mapa y nos muestra el recorrido del viaje que vende. 3 horas de taxi-brousse después hemos cerrado un trato y conseguimos, por bastante menos del precio inicial, un tour de 7 días que incluye 3 días de descenso por el río Tsiribihina, la visita al parque de Tsingy, la visita  a la avenida de los baobabs y un montón de cosas más.


Un par de billetes que pasan de manos de Désirè a los conductores de taxi-brousse nos hacen sospechar que la casualidad no ha sido tal como cabía esperar, aún así Désirè nos cae bien, y que más da si está vez a la suerte ha habido que ayudarla un poco.




1 comentario:

  1. Ja, ja, ja... ja esteu en la vostra salsa! I en Carles fen amics...!
    Passe-ho molt be, i a disfrutar tot el que pugue-ho!!!
    Mil petons

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